Y llega el verano…

 

Nos encontramos a mediados de Junio donde los días son más largos y las temperaturas medias rondan los 20 ºC, preludio de la llegada del verano. Atrás quedan los paisajes  que formaba la viña desnuda, dando paso a tonalidades verdes en nuestra finca.

El cereal va tomando colores amarillentos/blanquecinos indicador de que el final de su ciclo vegetativo esta próximo de cara a una nueva cosecha; por el contrario las vides, que brotaron en primavera, van desarrollando exponencialmente su vegetación con el crecimiento de sus pámpanos, racimos y hojas, haciéndose más visibles con el paso del tiempo, creando un oasis de alegría y frescor dentro de la campiña castellana.

De forma paralela al crecimiento y desarrollo de las cepas, y tras completarse la brotación, la formación de las inflorescencias (racimos), floración, comienzo de engorde de las bayas/uvas….  se realizan los trabajos manuales de bajada de alambres,  poda en verde…, donde el seguimiento y control de la viña, es exhaustivo hasta la vendimia.

 

 

 

La gestión del viñedo va encaminada a evitar o minimizar cualquier accidente, plaga o enfermedad… que puedan aparecer hasta la maduración de los racimos. En Viñedos y Bodega Julio Crespo esta gestión es combinada. Nuestro viñedo orgánico conlleva, de una forma, directa la minimización de uso de fitosanitarios debido al equilibrio de la vegetación espontánea y las cepas. El desarrollo natural y controlado de la propia flora de la Finca en las calles del viñedo, ejerce mediante sus mecanismos fisiológicos una protección ante el ataque de cualquier plaga. Del mismo modo, junto a un adecuado manejo de los trabajos en verde (desnietado, deshojado, despuntado)  se garantiza unas condiciones adversas para el desarrollo de enfermedades fúngicas propias del viñedo.

 

La obtención de uva óptima para vinificación, conlleva el cuidado integro de todas las partes vivas de las planta.  Por ejemplo, para completar una maduración óptima de los racimos, por cada 1 Kg. de uva se necesita 1 – 1,3 m2 de superficie foliar activa (hojas realizando la fotosíntesis), por ello es importante mantener sanas las hojas de la vid ante cualquier plaga o enfermedad hasta completar su ciclo vegetativo.

 

Durante los meses estivales la viña se encuentra más activa que nunca, creando un “oasis” en estas fechas calurosas y sirviendo de refugio para la fauna autóctona.  Con sus matices verdosos trasmite relajación dentro del paisaje; pero la relajación no debe contagiarse al viticultor, ya que el cuidado y estado de alerta durante el desarrollo de las vides nos garantiza una producción de uva de la más alta calidad con unos valores organolépticos óptimos para elaborar unos vinos únicos.

“LA VIÑA REFLEJA LA DEDICACIÓN Y TRABAJO DEL VITICULTOR”

 

Luis Alberto Aguado. Bodegas Julio Crespo

 

 

 

 

 

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